No hace tanto de mi última escapada, estuve el mes pasado en Benidorm y pasé la Semana Santa en Gandía, pero estoy agobiada. Muy agobiada. Me enfrento a la ansiedad todos los días, a veces el desencadenante es algo tan estúpido como que me equivoco de tecla al jugar al Genshin y no consigo cazar a los cangrejos, otras veces son cosas más serias.
Lo cierto es que tengo miedo al futuro. Queda un mes para que acabe el curso que estoy haciendo y, aunque he mirado otros, siento que voy a volver a procrastinar, que me voy a poner excusas y lo voy a dejar todo a medias. El hecho de que llevo dos semanas sin escribir ni una sola palabra también influye, claro. Me siento una impostora, que no me estoy esforzando lo suficiente, que obtengo lo que me merezco. Sé que la solución es forzarme un poquito, sentarme todos los días a escribir, a editar y estudiar, a hacer lo que quiero hacer, pero cuando llega el momento no me concentro y acaba siendo peor.
No busco consejos con este post, solo necesito rantear un poco y desahogarme, y recordarme a mí misma que ya he estado así otras veces y que he salido de ello, que esta vez también voy a salir, que no pasa nada por tener un bajón y darme unas semanas de margen.
No pasa nada. Sigues siendo escritora aunque no escribas unos días.
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