Este marzo ha estado lleno de altibajos.
Lo comencé muy desanimada, no escribí ni 500 palabras la primera semana, no me apetecía hacer nada. Me descargué el Genshin Impact y me vicié muchísimo, quedé con un amigo para llorar las penas, me hice una bolita en la cama... Y la segunda semana me levanté diciendo: ¡ya está bien!
Me puse a buscar trabajo. No de forma súper activa, no de lo mío, me dije que me valía cualquier cosa, desde una tienda de zapatillas hasta una de chucherías. Así fue como descubrí que en España existe una cosa llamada Garantía Juvenil para jóvenes desempleados y que no estén estudiando, y que tienen cursos gratuitos que te dan certificados.
El día 11 fui a una "formación" donde tuve que rellenar un montón de papeles sobre mis estudios, mis trabajos previos, qué buscaba del futuro y de la vida, y hasta tuve una penosa entrevista. Me eché a llorar cuando la señora me preguntó cómo voy de la depresión y la ansiedad.
Reconozco que he tenido un bache muy fuerte, en los últimos meses había progresado mucho y estaba muy contenta, así que la caída ha sido dura. Sin embargo, tengo buenas noticias.
En internet había visto dos cursos que me interesaban, pero para el que me gustaba de verdad no tenían fechas. Aún así cuando la señora me preguntó en cuál quería apuntarme se lo comenté, ¡y la suerte me sonrió! Me dijo que comenzaba al día siguiente si se cubrían las plazas suficientes, que me llamaría esa misma tarde para informarme de todo. ¡Y me llamó!
Estoy súper agradecida porque ha sido un boost de energía y motivación que necesitaba.
Tengo clase cuatro días a la semana, dos son presenciales y dos online, y me va genial porque me obliga a salir de casa, coger el metro y tener un propósito. Me lo estoy tomando en serio, no he faltado ni una sola vez, hago frente a la ansiedad y socializo con mis compañeros. ¡Y estoy aprendiendo cosas súper interesantes!
Además, se me juntó esa misma semana que vino mi amigo Denis por whatsapp a proponerme una locura: oye, que quedan siete días de plazo para que cierre la convocatoria de Roomie, ¿escribimos a cuatro manos? Y ahí estaba la idea, las ganas, la ilusión. Y el cronometro con la cuenta atrás.
No solo eso, sino que el fin de semana me fui a un hotel con Germán. Visitamos Benidorm, Guadalest y Altea, descansamos de la ciudad y del estrés, y descubrí lo que hacen los escritores en los viajes cuando tienen una deadline cerca: buscar huecos en la agenda para escribir.
Así que escribimos el relato a tiempo, lo revisé al regresar a casa y lo enviamos a última hora.
¿La última semana? Relax. Ir a clase, ayudar a Óscar con los deberes, quedar con Germán, celebrar nuestro noveno aniversario... Sentirme bien de nuevo, recordarme que la vida es una montaña rusa y que nunca voy a estar solo arriba o abajo, que subiré y bajaré y me adaptaré a los cambios, que seguiré hacia adelante. Soy fuerte y, sobre todo, soy resiliente.
¡Y mañana comienza el CampNaNo!
No tenía pensado apuntarme este año porque prefiero ir a mi ritmo, pero me veo capaz y hasta me he metido en un grupo de Telegram. He decidido terminar la reescritura de Proyecto Frío este mismo mes, que sólo me quedan unas 20.000 palabras. Si lo alcanzo, igual aumento en 10k.
Total palabras mensual: 18079Total anual: 68573
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