Autor: Aitzane Rodriguez
Editorial: Onyx Editorial
Precio: 16€ físico
Páginas: 372
Nueva York, años 20. La Ley Muda acaba con la música en los Estados Unidos, sumergiendo a los ciudadanos en el silencio más molesto y desolador. Anya Thompson es una joven que lo ha perdido todo menos el miedo, la inseguridad y la rutina. Jaime Fuentes, por otro lado, es un alocado mexicano que deja todo atrás para cumplir su sueño de convertirse en trompetista; sueño que queda truncado con esa nueva ley. Es por eso que Jaime comienza a refugiarse como músico en un club de música ilegal por las noches y como voluntario en un orfanato durante el día, acompañado de su mejor amigo Joe. Joe ha decidido dejar de encerrarse y no desaprovechar ni un solo minuto de su vida, lo que le impulsa a ayudar a Anya a superar sus miedos mientras se enfrenta a sus propios demonios. Las vidas de estos tres personajes se unen justo cuando ellos más lo necesitan, lo que obligará a Anya a cambiar su vida, a Jaime a luchar y a Joe a vivir.
Opinión: He leído este libro en una LC con Daphne (@Dookaholic) y menos mal que la tenía a ella para ir comentándolo y darme cuenta de que no eran imaginaciones mías. Lo que he encontrado en este libro tiene poco, o nada, que ver con la sinopsis tan interesante que se nos propone.
Para comenzar, es completamente indeferente que suceda en el Nueva York de los años 20 o en Vallecas a finales de 2021, no encontramos NADA de documentación o lugares clave que nos indiquen que estamos allí, podía haber puesto Bombay o Tumbuctú y sería la misma historia, un escenario vacío con lugares inventados. Dichos sitios, el orfanato por ejemplo, sí que están bien creados y tienen profundidad, pero no era lo que buscaba y eso me ha decepcionado mucho. Me he sentido engañada por la primera línea de la sinopsis.
Anya, la primera protagonista y la principal, me ha caído fatal. Decía una cosa y después hacía la contraria, huía y después echaba la culpa a los demás. No es un tipo de personaje con el que encaje, se me hacía pesada y repetitiva, no entendía sus frustraciones ni los motivos que la llevaban a actuar de esa manera y claro, cuando en vez de una historia de trama se trata de una novela de personajes, que estos estén bien construidos es importantes. No me lo ha parecido.
No ha sido la única, claro, ni Jaime ni Joe me han sido más simpáticos. El primero parece querer ser protagonista de la novela para echarse atrás todo el tiempo, quiere ser un héroe y no tiene suficiente fuerza, se queda muy en medio, no llega a brillar ni a opacarse. Está, sin más. Y Joe es el típico chico triste que se esconde tras una careta para ocultar su debilidad y únicamente está para tener el drama final, completamente previsible y poco emotivo, pues le tienes tanta tirria llegado el momento que no te importa lo que le pase.
Uno de los puntos que más me ha fallado es que te muestran la historia de estos tres, de forma pausada, y de repente, ya llegando al final, se añaden quinientos niños sin rostro ni personalidad, con nombres y acciones, y se monta una batalla campal con policía, tiros y heridos que no he acabado de comprender para qué.
En general se me ha hecho una lectura pesada y lenta que no he disfrutado nada, sólo quería terminarla y criticarla, especialmente porque me la vendieron muy bien y esperaba algo completamente distinto a lo que me he encontrado.
Para comenzar, es completamente indeferente que suceda en el Nueva York de los años 20 o en Vallecas a finales de 2021, no encontramos NADA de documentación o lugares clave que nos indiquen que estamos allí, podía haber puesto Bombay o Tumbuctú y sería la misma historia, un escenario vacío con lugares inventados. Dichos sitios, el orfanato por ejemplo, sí que están bien creados y tienen profundidad, pero no era lo que buscaba y eso me ha decepcionado mucho. Me he sentido engañada por la primera línea de la sinopsis.
Anya, la primera protagonista y la principal, me ha caído fatal. Decía una cosa y después hacía la contraria, huía y después echaba la culpa a los demás. No es un tipo de personaje con el que encaje, se me hacía pesada y repetitiva, no entendía sus frustraciones ni los motivos que la llevaban a actuar de esa manera y claro, cuando en vez de una historia de trama se trata de una novela de personajes, que estos estén bien construidos es importantes. No me lo ha parecido.
No ha sido la única, claro, ni Jaime ni Joe me han sido más simpáticos. El primero parece querer ser protagonista de la novela para echarse atrás todo el tiempo, quiere ser un héroe y no tiene suficiente fuerza, se queda muy en medio, no llega a brillar ni a opacarse. Está, sin más. Y Joe es el típico chico triste que se esconde tras una careta para ocultar su debilidad y únicamente está para tener el drama final, completamente previsible y poco emotivo, pues le tienes tanta tirria llegado el momento que no te importa lo que le pase.
Uno de los puntos que más me ha fallado es que te muestran la historia de estos tres, de forma pausada, y de repente, ya llegando al final, se añaden quinientos niños sin rostro ni personalidad, con nombres y acciones, y se monta una batalla campal con policía, tiros y heridos que no he acabado de comprender para qué.
En general se me ha hecho una lectura pesada y lenta que no he disfrutado nada, sólo quería terminarla y criticarla, especialmente porque me la vendieron muy bien y esperaba algo completamente distinto a lo que me he encontrado.